Aprenda cómo contribuir a la actualización de las Directrices para la prevención de la violencia en la Iglesia Católica

Participe en la consulta pública lanzada por la Pontificia Comisión para la Protección de Menores para actualizar las Directrices Universales

Las cifras de abusos y violaciones sexuales contra niños y adolescentes son alarmantes en todo el mundo. Según la organización Infancia Brasil, se estima que cada año más de 400 millones de niñas y niños en el mundo están expuestos a la violencia sexual.  Los datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública 2023 muestran que se registraron más de 40.000 casos de violación en los que la víctima tenía hasta 13 años, una cifra que representa el 61,4% de los delitos de violación registrados en el país en 2022.

Ante este panorama, la Pontificia Comisión para la Protección de Menores ha lanzado una consulta pública sobre una propuesta de actualización del Marco Universal de Orientaciones (MGU) con el fin de reforzar los esfuerzos para crear un entorno más seguro en toda la Iglesia. La iniciativa está en línea con las llamadas del Papa Francisco de que “este deber de cuidado y protección recae sobre toda la Iglesia” (Carta Apostólica, Motu Proprio, Come a Madre Amorevole, 2016).

La Iglesia católica y el movimiento de la sociedad civil

Según el P. Andrew Small, Secretario de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, la Comisión cree que todos tienen un papel que desempeñar para garantizar que la Iglesia sea un lugar seguro para niños y adultos. “Cada país y contexto tiene sus propias características culturales, lingüísticas y otras particularidades, lo que significa que la presencia de la Iglesia en ese país tiene que reflejar la cultura local si se quiere que su ministerio de protección sea realmente eficaz y significativo”, explica. Subraya que los obispos y otros líderes de la Iglesia ya han recibido directamente los principios rectores y darán su opinión. Ahora, la Comisión abre la consulta a todos. “No es necesario ser un experto; la Comisión quiere escuchar todas las opiniones”, afirma.

Monseñor Luis Manuel Alí Herrera, miembro de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores y Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia, reitera que esta investigación no debe restringirse sólo al ámbito eclesial, sino que debe contar con la participación de toda la sociedad civil. “El objetivo es poder elaborar un documento participativo que tenga en cuenta las condiciones culturales regionales, con normas aplicadas y adaptadas localmente”, explica. Invita a todos los religiosos, religiosas, laicos y profesionales involucrados en la defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes a contribuir y celebra el movimiento de la Iglesia en América Latina y el Caribe a favor de la prevención del abuso, especialmente en el ámbito eclesial.

Eliane De Carli, coordinadora del Centro Lux Mundi de la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB) y de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), también celebra este movimiento. La Iglesia en América Latina y el Caribe está trabajando para garantizar que las personas que forman parte del entorno eclesial y las de la sociedad civil que trabajan para prevenir la violencia contra niños y adolescentes participen en esta consulta pública”, afirma. Para Eliane, se trata de una iniciativa para “una cultura de cuidado, protección, prevención y transparencia”.

¿Cómo contribuir en la práctica?

Para dejar constancia de sus sugerencias, recomendamos la lectura de las Directrices Universales, aprobadas por la Comisión Pontificia durante su reciente Asamblea Plenaria (aquí). Las Directrices presentan principios basados en un análisis del trabajo realizado por la Iglesia y la sociedad civil durante la última década, diseñados para sustentar las políticas de protección en cada iglesia local.

A continuación, accede a la consulta pública (aquí) y haz tus comentarios, teniendo en cuenta tu realidad. Después de completar la encuesta, comparte la iniciativa para que más personas puedan contribuir. Para facilitar el proceso, la encuesta está disponible en cuatro idiomas.

Marcar la diferencia

Las respuestas se analizarán, cotejarán e incorporarán a una versión final de las Directrices, para su examen y aprobación por la Comisión a finales de 2023. A continuación, se distribuirá definitivamente a todas las iglesias locales del mundo, pidiéndoles que actualicen sus actuales directrices de protección y las sometan a la consideración de la Comisión.

La Comisión Pontificia ayudará a aquellas partes de la Iglesia que no dispongan de los recursos financieros o humanos necesarios para garantizar la aplicación práctica de estas Directrices. Con la ayuda de las agencias donantes de la Iglesia, la Comisión ha establecido un programa de desarrollo de capacidades para garantizar el desarrollo y la aplicación de las Directrices de protección. Este programa se denomina “Memorare”, en referencia a la oración hecha a la Virgen para que “nadie quede desamparado”.

Más información en: www.tutelaminorum.org