(zenit – 24 agosto 2020).- “Teología y prevención. Estudio teológico interdisciplinar sobre la prevención de los abusos en la Iglesia” es el libro sobre abusos en la Iglesia que verá la luz en septiembre y que propone un nuevo reto: partir de la ciencia teológica para prevenir este mal de nuestro tiempo, en el ámbito eclesial.
Entrevistado en exclusiva por zenit, Daniel Portillo Trevizo, fundador y director del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor (CEPROME), señala que le gustaría que con esta obra, editada por Sal Terrae, “desarrolláramos una visión distinta sobre la teología de los abusos, pero sobre todo una perspectiva de la teología de la prevención tan necesaria en nuestra Iglesia hoy”.
El sacerdote mexicano dirige el Consejo Latinoamericano para la Protección del Menor, es profesor a tiempo completo de la Universidad Pontificia de México y es profesor invitado de la Pontificia Universidad Gregoriana.
Prólogo del Papa
El Papa Francisco recibió la noticia de la publicación del libro con “alegría y esperanza”. Tanto es así que redactó unas palabras para el prólogo de su puño y letra, asegurando que estamos “retados a mirar de frente este conflicto, asumirlo y sufrirlo junto a las víctimas, sus familiares y la comunidad toda para encontrar caminos que nos hagan decir: nunca más a la cultura del abuso”.
Así, el Santo Padre advierte que esta realidad “nos reclama trabajar en la concientización, prevención y promoción de la cultura del cuidado y la protección en nuestras comunidades y en la sociedad en general para que ninguna persona vea vulnerada o maltratada su integridad y dignidad.
Luchar contra los abusos, recuerda Francisco, es “propiciar y potenciar comunidades capaces de velar y anunciar que toda vida merece ser respetada y valorada; especialmente la de los más indefensos que no cuentan con los recursos para hacer sentir su voz”.
Para este proyecto, Portillo se ha rodeado del mejor equipo de expertos en materia de abusos en la Iglesia: Además de él mismo, en la nueva obra han participado diez expertos en abusos de otras nacionalidades, principalmente latinoamericanos, y un sacerdotes irlandé, todos ellos expertos en Teología, en Pastoral y en materia de abusos en el seno eclesial.
Once expertos en abusos
Ellos son los sacerdotes mexicanos Jesús Ma Aguiñaga, Federico Altbach Núñez, Benjamín Clariond Domene, A. Ernesto Palafox; el presbítero alemán Carlos Schickendantz, especializado en teología latinoamericana y residente en Chile; Mons. Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá (Colombia); los laicos Sandra Arenas (Chile), Cesar Kuzma (Brasil), Rafael Luciani (Venezuela); y el sacerdote irlandés doctor en Teología, Eamonn Conway (Irlanda).
El libro sobre “Teología y Prevención” va dirigido a “todas aquellas personas que tienen una inquietud por la teología, que se dedican a la ciencia de la teología y personas que han desarrollado un estudio, que quisieran saber aun más sobre abusos sexuales y concretamente sobre aquellos que se han cometido dentro de la Iglesia”, asegura su editor.
Así, considera que la publicación del mismo supondrá “una apertura a trabajar en el tema de los abusos sexuales ya no solo desde las distintas ramas de las ciencias humanas, de las ciencias psicológicas, sociológicas, sino asumir una responsabilidad partiendo de la ciencia teológica también, como un enfoque tan necesario, importante y específico que debemos hoy evocar”.
De este modo, Portillo revela que los autores no se han reservado nada para ellos, al contrario, han hecho “un voto de libertad” en la manera cómo han intentado escribir, transmitir todo aquello que desde la fe quieren manifestar, explica. “Nuestra fe misma nos exige la manera como debemos esforzarnos por transmitir cada una de nuestras reflexiones que con toda libertad hemos redactado en todos los artículos”.
Frutos del encuentro sobre la protección de los menores
Después del encuentro celebrado en el Vaticano en febrero de 2019 sobre la protección de menores en la Iglesia, Daniel Portillo reconoce algunos frutos que ya se empiezan a recoger: “El fruto más importante creo que es una prevención en la perspectiva de sinodalidad, es decir, asumir juntos el compromiso de responder de manera conjunta a esta realidad de una manera que pueda valorarse desde distintos enfoques. Ya no solamente es una Iglesia local, una congregación la que padece el abuso, sino también una Iglesia Católica, una Iglesia que intenta responder de manera conjunta”.
También el papel de los laicos, particularmente el de la mujer, dentro de estos itinerarios, caminos, “que intentamos ir construyendo poco a poco” es relevante, comenta el coordinador del nuevo libro, así como “la labor en conjunto, la sinergia entre las distintas conferencias episcopales y las congregaciones religiosas”.
Reto para el futuro
El experto en prevención de abusos eclesiales, expresa que echa de menos “la unidad de las instancias competentes para enfrentar estos temas”, como reto para el futuro. “Echo de menos como la integración en la que cada persona o cada instancia, desde un enfoque particular, pueda colaborar, es decir, en ocasiones pareciera evidenciarse un cierto protagonismo de una instancia que no genera la posibilidad de establecer una cierta conexión como el resto”.
Y especifica: “Me refiero por ejemplo a la unidad entre la Congregación para la Doctrina de la fe con la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, con la Secretaría de Estado, asimismo con los otros dicasterios; con la de los religiosos, con la de los laicos… pareciera que se habla sobre la prevención en la Iglesia, se habla sobre un aparente frente común pero se echa de menos la unidad en las instancias que se encuentran en este momento en el tope (por así decirlo) de la Iglesia, que no sea tan fácil orquestar los esfuerzos”.
Compromiso de los laicos
La chilena Sandra Arenas, doctora en Teología Sistemática por la Universidad Católica de Lovaina, decana de Ciencias Religiosas y Filosofía de la Universidad Católica de Temuco y profesora de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, apunta hacia la “Desclericalización: Antídoto para los abusos en la Iglesia” en el libro.
La doctora, en conversación con zenit, detalla que “se trata de superar este modelo de Iglesia clerical con relaciones asimétricas malsanas de poder, que se han identificado como causas de esta cultura de abusos y encubrimiento”. A su modo de ver, “los laicos, las laicas debemos comprometernos a una revisión crítica de este modelo de Iglesia, que ha mostrado estar completamente acabado”.
Frutos del encuentro sobre la protección de los menores
Después del encuentro celebrado en el Vaticano en febrero de 2019 sobre la protección de menores en la Iglesia, Daniel Portillo reconoce algunos frutos que ya se empiezan a recoger: “El fruto más importante creo que es una prevención en la perspectiva de sinodalidad, es decir, asumir juntos el compromiso de responder de manera conjunta a esta realidad de una manera que pueda valorarse desde distintos enfoques. Ya no solamente es una Iglesia local, una congregación la que padece el abuso, sino también una Iglesia Católica, una Iglesia que intenta responder de manera conjunta”.
También el papel de los laicos, particularmente el de la mujer, dentro de estos itinerarios, caminos, “que intentamos ir construyendo poco a poco” es relevante, comenta el coordinador del nuevo libro, así como “la labor en conjunto, la sinergia entre las distintas conferencias episcopales y las congregaciones religiosas”.
Reto para el futuro
El experto en prevención de abusos eclesiales, expresa que echa de menos “la unidad de las instancias competentes para enfrentar estos temas”, como reto para el futuro. “Echo de menos como la integración en la que cada persona o cada instancia, desde un enfoque particular, pueda colaborar, es decir, en ocasiones pareciera evidenciarse un cierto protagonismo de una instancia que no genera la posibilidad de establecer una cierta conexión como el resto”.
Y especifica: “Me refiero por ejemplo a la unidad entre la Congregación para la Doctrina de la fe con la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, con la Secretaría de Estado, asimismo con los otros dicasterios; con la de los religiosos, con la de los laicos… pareciera que se habla sobre la prevención en la Iglesia, se habla sobre un aparente frente común pero se echa de menos la unidad en las instancias que se encuentran en este momento en el tope (por así decirlo) de la Iglesia, que no sea tan fácil orquestar los esfuerzos”.
Compromiso de los laicos
La chilena Sandra Arenas, doctora en Teología Sistemática por la Universidad Católica de Lovaina, decana de Ciencias Religiosas y Filosofía de la Universidad Católica de Temuco y profesora de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, apunta hacia la “Desclericalización: Antídoto para los abusos en la Iglesia” en el libro.
La doctora, en conversación con zenit, detalla que “se trata de superar este modelo de Iglesia clerical con relaciones asimétricas malsanas de poder, que se han identificado como causas de esta cultura de abusos y encubrimiento”. A su modo de ver, “los laicos, las laicas debemos comprometernos a una revisión crítica de este modelo de Iglesia, que ha mostrado estar completamente acabado”.
Y, “¿cómo se puede llevar a cabo este compromiso?”, plantea. “Salir de la lógica paternalista, en primer lugar, esperando pasivamente a que la soluciones provengan desde arriba, ser más proactivos con iniciativas de conversación de base que incluyan a todas las voces, esto es muy importante: Las voces de niños –superando el ‘adultosentismo’ eclesial–, las voces de los jóvenes, las voces de las mujeres, las voces de toda la membresía eclesial. Eso va en la línea de la sinodalidad, que rompe este modelo de Iglesia”.
Además, apunta dos medidas más: “Instar a las comunidades en las que el laicado se inserta a revisar el modelo bajo el cual se relacionan con los otros laicos y laicas, cómo se relaciones con los curas y los diáconos, con los religiosos, etc, y normalizar el trato con cada uno de los miembros de la Iglesia”, y revisar “la capacitación permanente y oportuna que el laicado debe proveerse en materia de prevención de abusos”.
Renovación de la jerarquía eclesial
Sobre jerarquía eclesial escribe el laico venezolano Rafael Luciani, doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana y fundador del Proyecto Iberoamericano de Teología Peter & Paul Seminar para la reforma de la Iglesia. Su capítulo se titula: “La renovación de la jerarquía eclesial por sí misma no genera la transformación. Situar la colegialidad al interno de la sinodalidad”.
En exclusiva para zenit, Luciani segura que investigaciones recientes “han mostrado que el clericalismo representa la raíz de un estilo de vida y de un modelo eclesial institucional que ha fracasado y necesita ser reformado. No se puede hacer una reforma sin que toquemos a fondo a los distintos sujetos y niveles en la Iglesia”.
“La jerarquía por tanto necesita ser reformada a la luz de esta eclesiología del Pueblo de Dios que el Concilio ofrece como central y que el Papa Francisco ha profundizado en su pontificado”, sostiene. “Ello implica que se deben convertir no sólo los estilos de vida, sino la manera de concebir el poder y el ejercicio de la autoridad en la Iglesia. De otro modo seguiremos viviendo en una estructura piramidal y clerical que no conecta con las personas y no responde a los nuevos signos de los tiempos actuales”.
Relaciones profundas y enriquecedoras
Por otro lado, el sacerdote mexicano Federico Altbach Núñez aporta algunas “Consideraciones filosófico-teológicas sobre la corporalidad y el abuso de menores” en el documento.
El rector de la Universidad Católica Lumen Gentium y del Seminario Conciliar de la Arquidiócesis de México explica que es importante enseñar a los jóvenes, a los seminaristas y a las religiosas a apreciar la corporalidad “como parte esencial de nuestra identidad y a reconocer su bondad fundamental”.
El doctor en Teología y Filosofía describe que “el cuerpo, la sexualidad, las pasiones, además de darnos identidad, existen para relacionarnos constructivamente con los demás, nos ayudan a complementarnos, a tener una vitalidad creativa y también son parte de nuestra espiritualidad. La norma de conducta para todo ser humano y para todo creyente es el respeto y el amor, así como la alegría del encuentro con el otro. Se debe evitar una educación represiva, culpabilizante o poco clara. La educación debe favorecer la confianza, así como el cuidado de sí mismo y del otro.”.
En relación con el problema del abuso de menores, detalla Altbach, “se deben conocer sus causas estructurales y los riesgos que implica una afectividad inmadura. Los jóvenes, los seminaristas y las religiosas deben desarrollar su capacidad de entablar relaciones profundas y enriquecedoras y conocer los principios y las estrategias de la cultura de la prevención”.
Admiro el trabajo realizado por el Padre Portillo y sus colaboradores. No se puede dejar atrás el origen de este vicio que tanto mal ha hecho a la humanidad y a la institución Eclesial.
Todos aquellos que estamos de acuerdo que este crimen debe ser juzgado y penalizado sin tener en cuenta la investuduria Religiosa del Criminal ; una persona Consagrada a Dios no actuaría de esa forma, un hombre o mujer inspirados por la Gracia Divina jamás cometería tal crimen.
Mientras los Obispos y los formadores vocacionales sigan cometiendo estos actos Criminales, los seminarios y las comunidades seguirán llenas de personas que solo buscan camuflar sus deseos carnales detrás de un hábito o sotana .
Para nadie es un secreto que dentro de los muros Sagrados de un convento o un seminario se cometen actos sexuales tan normalmente; que se vuelven algo del común vivir dentro y fuera de la formación Religiosa y Eclesiástica.
A todo lo anterior opinado libremente por mi persona; le sumó la facilidad que los formandos especialmente masculinos tienen para navegar en las diferentes Redes Sociales : WhatsApp, Instagram, Tik Tok y otras .
El otro día un chico muy joven y apuesto de x comunidad colocò dos fotos de el, una con hábito y la otra con ropa tan ajustada al cuerpo que parecía cualquier cosa menos un Religioso.
Yo me pregunto :
Quièn fuè su formador ?
Donde está su director Espiritual?
Lo anterior es un pequeño e inocente ejemplo. He visto cosas peores .
Que la Gracia del Espíritu Santo nos ilumine para dar testimonio y seguir trabajando por la Santidad De la Iglesia .
Josef Lòpez
New York City
Agosto 25 2020