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Sentido de la autoridad dentro de una estructura: Mariana Orozco
- 21/09/2019/
- Publicado por: Redacción Ceprome
- Categoría: Reflexiones
Corintios 12, 12
Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
Sin importar en dónde nos movamos laboral o personalmente todos somos parte de algo mucho más grande que nosotros. Cada persona es pieza fundamental en diferentes estructuras: familias, trabajos, sociedades, iglesia, país, planeta. Cada uno es un pedazo irrepetible e invaluable. Formamos, como ya lo dice Corintios, parte de un cuerpo que, sin nosotros, estaría incompleto.
Pero a veces nuestra jerarquía en esos diferentes grupos nos lleva a ser la cabeza y si no vivimos esa oportunidad como un espacio para crecer y hacer que los otros que forman parte de ese cuerpo, se desarrollen junto a nosotros significa que desperdiciamos ese espacio.
El abuso tiene muchas caras y una de ellas, muchas veces pasa desapercibida: el abuso de poder.
Este tipo de abuso puede darse en todas las esferas en las que nos movemos y es por lo que tenemos que siempre ponernos a pensar si nuestro actuar como jefes o líderes en realidad imita a cabalidad la generosidad, comprensión y amor absolutos con los que Cristo trató, trata y continuará tratando a su cuerpo, la Iglesia, de la que formamos parte todos nosotros.
Todos los días tenemos la oportunidad de dar ejemplo y testimonio de vida con nuestro actuar.
Tratando con dignidad, respeto, reconocimiento y amor a los que nos acompañan en todos los espacios en los que nos movemos. En nuestro trabajo tenemos un sitio especial para demostrar lo que para nosotros es ser católicos, ayudando a los demás a alcanzar su potencial y que con ello todas las piezas de ese rompecabezas embonen y se mantengan unidas y trabajando en conjunto.
Evaluemos si nuestro actuar se asemeja a lo que Jesucristo nos enseñó con el ejemplo y si descubrimos que no es así, siempre estaremos a tiempo de cambiar y ayudar a que ese entorno se convierta en un sitio del que emane vida, abundancia, estabilidad y fraternidad.
No existe ni existirá jamás una justificación para que alguien maltrate a una persona. Aquel líder que considera que para ser jefe debe de causar miedo ha fracasado como tal. Toda la gente responde mejor al reconocimiento de valía como persona y lo que aporta en las estructuras.
Este mes de la Biblia revisemos si el abuso de poder ha estado o está presente en nuestra vida y de ser así. Erradiquémoslo.